La rehabilitación de una vivienda de más de cien años supone para el arquitecto varios desafíos, por un lado, devolver al edificio la funcionalidad y la utilidad de las que actualmente carece parcial o totalmente, y por otro lado, y no menos importante, devolverle su esencia, difuminada por el transcurso de los años.
Este proyecto se afronta por nuestra parte desde la admiración hacia lo que el edificio representa, superviviente al transcurso del tiempo y a los envites urbanísticos.
En la intervención se mantienen conceptos muy representativos de la edificación original, volúmenes muy claros y sencillos, escasa ornamentación y empleo de materiales nobles. También se mantienen los sistemas constructivos preexistentes, como la cubierta inclinada a cuatro aguas de teja árabe, los muros de carga de mampostería, los forjados de vigas de madera y las contraventanas.
Desde el interior los huecos se alinean y orientan hacia los viñedos.